☆CIUDAD AMURALLADA☆


Atardecia en uno de los sitios más románticos, el sol se ocultaba pintando el cielo de colores anaranjados convirtiendo el resto de paisaje en una hermoaa silueta... a lo largo de la muralla algunos destellos de sol acariciaban sus muros y alli sentada en uno de sus espacios estaba ella... la brisa besaba sus mejillas, el viento jugaba con su pelo, toda una musa combinando perfectamente  con el lugar. Mi mano encajaba con la suya como puzle de dos piezas y el deseo de querer parar el tiempo en un momento tan mágico, tan único.
Sus labios estaban más cálidos que siempre, los pude sentir mientras nos fundiamos en un beso suave, lento, de esos que son como oasis en el decierto,  haciendo que mi corazón se acelere y el resto de mi cuerpo quisieran tenerla. Frente a la playa, aún con el sol en frente llovía, llovía  entre las piernas y mis demonios salían  a hacer su tarea(meterse en mi cabeza) junto con su complicidad de cubrirme un poco y no mirar, nacía la idea de hacerle un presente, uno que no olvidara y a la vez invitara sus demonios a salir, en cuestión de segundos mi mano estaba suspendida en el aire  entregando un obsequio en sus manos, una prueba color rosa de que entre mis piernas no escampaba y era ella la culpable de lo que en un par de segundos más sucedería. Dando la espalda a la gente pero con el sol, la playa y las murallas de testigos me hizo suya, sus dedos entraron en mi sin pedir permiso,  quisieron ser paraguas hasta que calmara la lluvia, mi orgasmo fue a descansar en la palma de su mano que de a poco se convertia en fuego para ayudar a la sequía, mientras mis gemidos fueron música en sus oidos. Al ritmo que nuestro corazón y respiración se calmaban nuestros ojos divisaban la noche que saludaba un 10 de diciembre de la gran ciudad amurallada.
(29-diciembre-2018)

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