☆UN CORAZÓN FRÍO☆
Y entonces el cuarto se volvió un cielo nublado y empezó a llover... llovía torrenciales y cada minuto el ambiente era más triste, más pesado. Los truenos y relámpagos que formaban su corazón eran gigantes. De sus ojos caían tempestades y a mi apenas podían tocarme algunas gotas de su lluvia, tenía el paraguas en los brazos pero me negué a abrirlo, tenía el poder de calmar la tempestad pero el corazón no me dejó hacerlo.
Una súplica retumbaba como relámpago sobre la tierra pero no dejé que me alcanzara su impacto, instantáneamente se congeló la compasión y en su lugar se instaló el orgullo, se soltaron los puntos de aquellas heridas que no sanan y recordé mis propias lluvias, esos torrenciales que salían del fondo de mi corazón sin hallar un bote salvavidas.